jueves, 15 de septiembre de 2016

Sobre los cuentos y nuestras madres

No pretendo descubrir ahora que tras los cuentos infantiles clásicos está la necesidad de transmitir algún tipo de enseñanza moral a los niños. Por eso, muchas veces las versiones originales se alteraban a fin de hacerlas más digeribles a los ojos de un niño. Dicen las malas lenguas que en realidad la Bella Durmiente era violada, Caperucita Roja comida (y digerida) por el lobo y Blancanieves, la dulce Blancanieves, era asesinada por su madre.

Precisamente es de esta última es de la que quiero hablar. Aprovechando mi total y absoluta ignoracia sobre el tema, he bautizado como Síndrome de la madre de Blancanieves1 al odio que ciertas madres muestran hacia alguna de sus hijas. Fijaos bien que hay tres pababras clave: odio, madre e hija.

De las dos últimas hay poco que decir. Es unidireccional y siempre con los mismos protagonistas: de madre hacia hija.

Es lógico que en una familia con hijos, sobre todo si hay muchos, un progenitor se identifique o tenga más y mejor relación con unos que con otros y que incluso alguno pueda, con el tiempo, haberse arrepentido de no haberse enrollado esa noche con una chiva, o chivo según sea el sexo, antes que con su cónyuge. Tampoco hablo de un síndrome post-parto, de algún tipo de patología temporal, de alguna manía propia de personas de edad avanzada o de mujeres sicóticas. No. Hablo de un desprecio total y absoluto desde el minuto uno de su nacimiento, ninguneándola e ignorándola en favor de sus hermanos o hermanas. Desprecio que se prolonga y agrava según va creciendo la niña llegando a la edad adulta, donde se mantiene.  Desconozco la razón. Quizás fue la primera y la madre temía que la niña fuese a arrebarle el amor del marido, quizás fue la última cuando no la esperaba, quizás el parto fue difícil...  Tampoco hablo de mujeres de formación estricta, que quieren transmitir esa disciplina a sus hijas. Son siempre mujeres normales que no maltratan por acción ni omisión a ninguno de sus hijos, ya sean varones o hembras, salvo a su víctima: su propia hija.

Desconozco si esta patología está recogida, pero lo que si os puedo asegurar es que existe. Lo sé porque conozco al menos tres casos en mujeres de diferentes condiciones, estados, clases sociales y cuyas madres no se conocían entre sí.

La primera y la última lo manifestaban públicamente. Las dos decían que no recordaban haber recibido de su madre una sola muestra de cariño o afecto en toda su vida. Pese a ello mantenían con ella una relación dictada por los usos y costumbres de la época y que yo la resumiría en el conocido "tú en tu casa, yo en la mía y Dios en la de todos".

La segunda era el caso opuesto. Una total y absoluta sumisión hacia la madre, tratando de conseguir vanamente alguna muestra de cariño y justificando todas las humillaciones de las que era víctima.

A lo mejor he tenido suerte y he visto un cisne negro; pero si tenemos en cuenta que no han sido uno, si no tres, quizás haya que hablar de algún tipo particular de patología que habría que estudiar. Claro que, ¿quién tiene narices de meterse en la relación entre una madre y una hija?


Coda final: Curiosamente este artículo apareció publicado en El País el 12 de octubre de este año.


1 Mi primera idea fue llamarlo Síndrome de Blancanieves, pero el nombre ya estaba pillado.

martes, 28 de junio de 2016

De como papá y mamá jugaban a papás y mamás

Si estás leyendo esto es porque estás aquí. Si estás aquí es porque naciste y si naciste es porque tu padre y tu madre se revolcaron, al menos, una vez. Pocas cosas nos resultan tan desagradables al común de los mortales como imaginarte a tu padre dándose un revolcón con tu madre, pero el hecho es que si estás aquí, entonces lo hicieron.

Siempre he encontrado intelectualmente absurdo que los creyentes consideren que el sexo es una actividad sucia y repugnantes. Si la única finalidad del sexo fuese la reproducción, las mujeres lucerían colores vivos en la punta de su naríz, o se les erguiría una cresta en mitad la cabeza o los pechos les crecerían desmesuradamente en su época de fertilidad. ¿Por qué Dios consitió que la hembra humana aparezca siempre igual de deseable a los ojos del macho humano en cualquier época del ciclo y de su vida aunque ya no esté en edad fértil?. Parece evidente que, al menos en la especie humana, el sexo juega un papel fundamental en el mantenimiento de la estructura familiar y, por ende, en la estructura social. Y todo ello, por voluntad divina.

Así que si el sexo es fundamental en el mantenimiento de la estructura familiar resulta lógico preguntarse como afecta el sexo a nuestra vida en pareja, a nuestra relación con nuestros hijos y, de rebote, a su vida y relaciones futuras.

Mi madre siempre decía que la felicidad del matrimonio se fraguaba en la cama. Esta era una máxima importante en un época en la que hablar de relaciones prematrimoniales era más difícil que hablar con los habitantes de Vulcano. A día de hoy conoces a una churri, os vais de marcha y en cuanto se os pasa el calentón ya sabéis si tenéis o no feeling, que dirían los cursis, y si vuestra relación tiene o no futuro. Pero entonces la cosa era distinta, hasta que no había bendición no había ayuntamiento y para entonces, ya podía ser demasiado tarde. ¿Qué hacer si tu marido es un bestia fanatico del mete-saca-mete-saca-mete-terminé (o en su versión anticonceptiva mete-saca-mete-saca-terminé).? ¿Qué hacer si tu marido sólo quiere tener relaciones cuando estés con la regla para no preñarte (verídico, y aún así la preñó)? ¿Qué hacer si tu mujer sólo quiere tener relaciones cuando te hayas lavado con lejía (también verídico)? ¿Qué hacer si tu mujer se pone a planchar/coser/fregar justo antes de acostarse (también verídico)? ¿Qué hacer si tu marido es homosexual y una vez que has tenido un hijo, no quiere saber nada más de ti (también verídico)? ¿Qué hacer si tu mujer es lesbiana y le repugna el contacto contigo, de igual manera que a un hetero, le repugnaría el contacto con otra persona de su mismo sexo (de estos no conozco ningún caso, pero seguro que haberlos haylos)?

Debió de ser bastante jodido vivir en una época donde los roles sexuales estaban tan marcados y definidos. Por una parte los hombres teníamos que ser machos y por otra las hembras tenían que ser preñables y estar preñadas. Punto pelota. Pero, ¿qué tipo de vida les esperaba a quien no encajaba en estos papeles?

En cuanto a los hombres, en la serie Master of Sex, se recogen algunas historias que reflejan lo que debió de ser su vida. Hombres respetables y respetados, que no tocaban a sus mujeres y que se satisfacían a escondidas con prostitutos. Mientras, la mujer sola, durmiendo en otra habitación, y creyendo que orgasmo era algún tipo raro de molusco.

Para la mujer, si aceptaba su condición lo tenía más fácil. ¿Quién no conoce una pareja de amigas solteronas que han vivido siempre juntas? Yo doy fe de, al menos, dos parejas. Naturalmente no eran lesbianas (lesbia, ¿qué?). Eran dos amigas muy formales, que nunca recibían hombres, y que vivían solas. Pero pobre de aquella que no lo aceptase y buscase ser madre de familia. Supongo que terminaría amargada y amargando la vida a marido e hijos.

Quedaría hablar también de los asexuales, aquellos que no sienten atracción sexual hacia ninguna otra persona. Supongo que lo tendrían más fácil. Los hombres vivirían solteros, siempre cobijados bajo el dicho "el buey suelto, bien se lame" y ellas como solteronas.

Ahora llegamos a los hijos. ¿Cómo afecta la vida sexual de los padres a los hijos? Dejando aparte el irrefutable y fundamental hecho de que para que haya hijo, tiene que haber sexo, algo me dice que no debe haber sido lo mismo crecer en una familia donde papá y mamá se entendían a otra donde intimidad fuese sinónimo de bronca. Al igual que otros campos los padres son nuestra primera referencia. Si tu padre cree que tu madre es un cacho carne, no es de extrañar que tú también termines creyendo lo mismo de tu mujer. Mutans, mutandis, el marido terminará pagando el hecho de que su suegra crea que el sexo es algo asqueroso y que solo sirve para procrear.

En resumen, si papa anoche quiso fiesta y a mamá le dolía la cabeza, no te preguntes el porqué del guantazo. Si naciste como fruto de una obligación y además fuiste un mal parto, no te extrañe que mamá te odie.

martes, 2 de septiembre de 2014

Sexo, comida y salidas del armario.

Uno de los grandes alicientes del verano, al menos para mí, son las largas tertulias nocturnas que, convenientemente remojadas, solemos mantener en mi casa después de cenar y que se prologan hasta las tantas aprovechando la fresca de la noche.

Mi sobrina, después de unos años de casada, afortunadamente sin hijos, decidió allá por Semana Santa romper amarras y dar por terminado un más que conflictivo matrimonio. Como todos nos barruntábamos algo, sobre todo por sus sucesivos cambios de estado en las redes sociales, no nos pilló de sorpresa, y viendo lo que veíamos, hasta respiramos con alivio, y más aún cuando en las fiestas de verano vimos como la muchacha se desfogaba, eso sí dentro de un orden, poniendo foto tras foto de su nueva vida, "de fiesta en fiesta y tiro porque me toca", con su pandilla de toda la vida. Naturalmente este buen ánimo se reflejaba como no, en sus cambios de estado. Porque lo que hablar, lo que se dice hablar, la jodía nunca ha soltado prenda. Hasta aquí nada del otro mundo y que pasa a diario hasta en las mejores familias, pero hete aquí que un día nos sorprende a todos con un cambio de foto en su perfil: aparece junto con una amiga, en plan nada sospechoso y mi hermana nos suelta en una de estas tertulias algo así como:
"Esa chica era lesbiana, pero lo mismo ya se le ha pasado"
y se hizo el silencio. Como sabíamos que era meternos en camisas de once varas nadie le hizo ver que el lesbianismo es una condición, no una enfermedad. Y es que, en ese punto, mi hermana es muy liberal, siempre y cuando no el tema no le toque de lleno. De manera, que con muy buen criterio decidimos cambiar de tema y seguir solucionando el resto de los problemas del mundo.

Una noche nos quedamos mi mujer, mi sobrina y yo solos y quizás gracias a que había algo más de alcohol en las venas, a mi sobrina se le soltó algo la lengua y empezó a hablar de relaciones afectivas. Era evidente que tenía algo que decir pero que no sabía cómo y que estaba hecha con las trompas de Falopio un lio. No hacía más que decir medias frases del tipo: "yo no soy lesbiana", "mi amiga era lesbiana pero ya no lo es", "yo no soy lesbiana" (por si no había quedado claro la primera vez) ,"la quiero mucho, pero bueno no así, no sé si me entendéis", "a mi me van los tíos", "a mi me da igual lo que piense la gente",  ...,  "yo no soy lesbiana" (por si no había quedado claro las otras diecisiete veces), ...

El hecho es que mi mujer para tratar de ayudarla le puso como ejemplo, como en la película Espartaco, la comida y le vino a decir algo así como:

En los seres humanos hay que distinguir entre comportamiento biológico y comportamiento cultural. Por ejemplo, desde el punto de vista de la biología los humanos somos omnívoros, pero culturalmente podemos decidir qué alimentos comer y cuáles no. Podemos no comer cerdo o alimentarnos solo a base de vegetales. Además el hecho de comer va más allá de la mera función alimenticia: no solo buscamos el placer al comer si no que además es una forma más de establecer vínculos sociales y humanos. Pues con el sexo pasa lo mismo, hay mujeres que sienten atraídas solo por hombres, mujeres que sienten atraídas solo por mujeres y mujeres que sienten atraídas por hombres y por mujeres. Además el sexo también va más allá de la procreación y te sirve para dar y obtener placer y fortalecer tu relación de pareja. De manera que, mientras no perjudiques a nadie, haz lo que te venga en gana; que el cómo, el quien y el cuándo te pongan mirando a Pamplona, no es asunto de nadie.

Y aquí acabó la discusión. En resumen, tengo para mí, que el día menos pensado vamos a tener en mi familia una salida del armario.

Epílogo. Lo bueno es que al ir acostarnos, y con la conversación aún flotando en el ambiente, mi mujer me dijo:
 "Y con lo buena que está la amiga, a mí tampoco me importaría pegarme un revolcón con ella" 
 Lo malo es que no dijo nada de invitarme a mi.

viernes, 24 de enero de 2014

Hipocresía y aborto

Antecedentes

César ha escrito una entrada en su blog, que titula Hipocresía y recomiendo que leáis, en la que habla de la hipocresía de la ley de Gallardón y de muchos antiabortistas. Estoy de acuerdo con él en que la ley es hipócrita. A lo que yo añadí que además es oportunista e inútil.

En lo que a mi respecta el gobierno haría mucho mejor en legislar sobre, por ejemplo, los abusos bancarios o las tasas de intereses abusivas, ... que en modificar una ley del aborto que a la larga, y desde un punto de vista práctico no va a cambiar la realidad del aborto en este país.

En lo que no estamos de acuerdo es que la postura de los antiabortistas es hipócrita. Bueno no tanto en eso, si no en el hecho de que los argumentos de los antiabortistas son tan hipócritas como la de los que están a favor del aborto. Vamos que quienes estén libres de pecado...

Esto me recuerda al último comentario de Molón en esta otra entrada y al que no quise contestar por no llevarme otra colleja (Molón, si me lees, ¿dónde, cuándo y a quién hay que tirarle la piedra) ;-)

La cosa es que hemos empezado un fructífero debate, al menos desde mi punto de vista, y cuando pensaba que la cosa había terminado, pues descubro que a César hay cosas que no le habían quedado claras respecto a mis postura. Lo malo es que mi respuesta a sus dudas me queda demasiado larga y, bueno, aquí está:

Estimado César, pensaba que el debate había terminado y por eso no me extendí en mi última respuesta, pero ya que me pides explicaciones...

1. Creo que al embrión/feto hay que tratarle con la misma dignidad que a un ser humano desde el mismo instante en que empieza a desarrollarse a partir de la fecundación.

2. Creo que el aborto debe ser legal, seguro y, ante todo, algo excepcional, pero nunca un derecho de la mujer.

Como verás son dos posturas contradictorias. ¿Hipocresía? No quiero discutirlo. Solo espero que este ejemplo sacado de El País de ayer aclare mejor mi postura.

¿Es el suicidio un derecho?. No. Rotundamente NO, porque, en mi opinión, es un atentado contra la vida y por mucho que alguien pueda decir que solo afecta a tu propio cuerpo, la realidad es que afecta a mucha más gente.

¿Se debe perseguir penalmente a alguien que intente o haya intentado suicidarse?. No. Por mucho que me parezca el suicidio como algo condenable desde cualquier punto de vista, no parece que la mejor forma de convencer a alguien de lo bello que es vivir sea estar esperándole a la salida del hospital, o debajo de la ventana desde donde quería tirarse, con un par de guardia civiles para llevarlo a la cárcel.

¿Se debe perseguir penalmente a aquellos que induzcan o ayuden al suicidio? Rotundamente SÍ, por la razones expuestas anteriormente.

En resumen, una cosa es que algo nos parezca condenable desde el punto de vista moral y otra cosa es que SIEMPRE esa condena moral se tenga que traducir en una condena penal. Lo vuelvo a repetir: el llevar las convicciones morales al extremo, a veces, tiene peores consecuencias que aquellas que queremos evitar, y a eso yo lo llamo dilema moral.

¿Qué hacemos con la niña violada y embarazada? Pues en mi opinión, y de entrada, fusilar al violador. A continuación, la realidad nos dice es que si la niña quiere abortar lo va a hacer sí o sí, y si no le permitimos hacerlo en condiciones seguras morirá el feto (de todas formas) y ella tendrá todas las papeletas para salir (si es que sale) de la operación de muy mala manera.

Por otra parte no deja de ser ¿hipócrita? estar sacando continuamente los argumentos de la niña violada y embarazada, o el de las malformaciones y enfermedades incurables, cuando la realidad es que de acuerdo a las estadísticas oficiales la suma de las dos causas no llega al 0,3 %. (3 % si incluimos el caso de riesgo de graves anomalías en el feto) y el 95% de las mujeres que abortan lo hacen alegando causas psíquicas. Comparemos ese porcentaje con el 4% de mujeres que abortaron el último año y que ya habían abortado con anterioridad en tres o más ocasiones.

Hipocresía era argüir que en España era necesaria una ley de aborto porque abortaban al año ilegalmente 300000 (trescientas mil) mujeres, de las que fallecían 3000 (tres mil), (El País Semanal, 3 de octubre de 1976) siendo la realidad que el año 1986, primer año completo desde la legalización del aborto, se produjeron 17.000 abortos.

3. ¿Es una bellota un encina? Pues no lo tengo nada claro. Si una bellota no es una encina, ¿por qué en Brasil se castigaba con la pena de muerte a aquellos que trataban de sacar del país una semilla del árbol del caucho?

Pero al menos aquí creo que podemos llegar a una respuesta. Un voluntario de los que opine que una bellota no es una encina. pille unas cuantas semillas de la planta de coca y de adormidera y que las trate de introducir en Estados Unidos. Cuando llegue a la aduana que las declare, y que alegue que ni la semilla de coca es la planta de la coca, ni la semilla de adormidera es la planta de la adormidera. Y oigamos lo que dice el juez.

4. Volviendo a los animales ¿alguien podría explicarme por qué entonces las leyes internacionales prohíben el tráfico de huevos de especies protegidas? ¿No habíamos quedado en que un huevo NO es una gallina?

5. En cuanto al tema de los plazos me parece hipócrita ligarlo a un problema técnico.
Por ejemplo en los años 70 sólo sobrevivían un 30% de los nacidos con menos de 32 semanas, mientras que actualmente se consigue que un 50% de los nacidos con 24 semanas sobrevivan.
A día de hoy el récord está en las 21 semanas y si cada vez más los médicos nos sorprendan con cosas como ésta qué vamos a decir cuando la técnica nos lleve a la semana 14, 13, 12, ...

Por último, de religión la justita y firme partidario de Mateo 22:17-21. Recuerda, ni todos los cristianos están en contra del aborto, ni todos los no cristianos, (ateos incluidos) a favor del mismo.

martes, 14 de enero de 2014

Sobre los argumentos acerca del aborto.

Al final me habéis liado...

El motivo, razón y culpa de este entrada la tenéis aquí:

Italo Calvino sobre el aborto
La lógica jurídica del aborto 
Mi pesimismo
Intrigante intersección
Amar y odiar simultáneamente

Éstas, y alguna otra que seguro que me olvida, son entradas que de una manera directa o indirecta tratan sobre el aborto de una forma bastante objetiva. En todas me he quedado con las ganas de comentar extensamente mi postura y me han planteado, ante todo, preguntas. El hecho es que me prometí a mi mismo no hablar del aborto en mi blog, porque como ya he dicho en alguna que otra ocasión el aborto es un tema más de corazón que de razón y por ello el poder llegar a un acuerdo en este tema se me antoja una quimera y ahora me veo haciendo honor, al menos en parte, al lema de mi blog.

En matemáticas las cosas funcionan del siguiente modo:
  1. Se establecen las definiciones
  2. Se establecen los axiomas, proposiciones que se consideran evidentes y que se aceptan sin requerir demostración previa. Por ejemplo:
    Por dos puntos pasa una única recta.
  3. Se establecen, y demuestran, lemas, proposiciones, teoremas y corolarios
A partir de este esquema suponíamos que dado un enunciado podríamos probar si era cierto o falso. Lo malo es que vino Gödel y lo jodió todo. En consecuencia, si en algo tan formal y estructurado como las matemáticas nos podemos encontrar con enunciados de los que no podemos afirmar si son ciertos o falso, ¿cómo podemos aspirar a llegar a acuerdos universales en temas tan espinosos como la ética, la moral o las buenas costumbres?

Aún así si espero llegar a un acuerdo sobre la coherencia, o no, de los argumentos a favor/en contra del aborto. De manera que, repito para que no haya dudas, no es ésta una entrada sobre el aborto, si no sobre sobre los argumentos a favor/en contra del mismo.

En contra del aborto.

El único argumento que esgrimen aquellos que están en contra del aborto es que consideran que el feto es un ser humano/persona y, por lo tanto, su derecho a la vida debe prevalecer sobre la voluntad de la madre. Bajo esta premisa solo el poner en riesgo la salud física, que no psíquica, de la madre justificaría el aborto, ya que habría una colisión entre los derechos a la vida de la madre y del feto. Tan solo en este caso la madre estaría legitimada en decidir si ella prefiere sacrificarse o no en beneficio de su hijo.

El principal inconveniente que encuentro a este razonamiento es definir claramente que es un ser humano/persona. Aunque parezca mentira no encuentro nada fácil llegar a un consenso sobre este punto. De hecho los negros no eran considerados como seres humanos como quien dice hasta antes de ayer y, a día de hoy, en muchas zonas del planeta dudo que a las mujeres se las consideren personas al mismo nivel de igualdad que el de los hombres. Es más me atrevería a apostar que si se hiciese un referéndum planetario, sobre si las mujeres son inferiores a los hombres ganaría el sí.


A favor del aborto.

El número de argumentos a favor del aborto es más elevado. Me voy a quedar, de momento, con los más repetidos.

Un feto no es un ser humano/persona.

Este es el punto de partida de cualquiera que esté a favor del aborto. Naturalmente tiene el mismo inconveniente que en el caso anterior: definir claramente a partir de que instante se es un ser humano/persona, máxime cuando en toda esta historia solo el parto es capaz de definir claramente un antes y un después. Hay quien lleva este razonamiento al extremo afirmando que "en el aborto la mujer no mata porque no hay vida". No obstante, a mi juicio, este argumento se contradice con el hecho de que las leyes castiguen y persigan el tráfico de huevos de especies protegidas, con la ley de plazos o con el hecho de que se pueda condenar a cadena perpetúa a un médico por practicar abortos tardíos.


No hay nadie que esté a favor del aborto.

Esta es una de las afirmaciones que más se repiten cuando se habla a favor del aborto. A mí, por el contrario, me parece una boutade tamaño XXL. Un aborto es un procedimiento quirúrgico mayor y a nadie en su sano juicio le apetece que le metan en un quirófano y le rajen las tripas. Tampoco a ningún hombre nos gusta que nos metan una aguja gruesa por la uretra y nos biopsen la próspata. Otra cosa es que los males padecidos al sufrir el procedimiento quirúrgico compensen el resultado de no hacérselo: en el caso de los hombres un cáncer, en el caso de las mujeres un niño. Desde ese punto de vista hay no miles, sino millones de personas que SÍ están a favor del aborto y que lo manifiestan claramente. El repetir que no hay nadie a favor del aborto no es más que seguir tratando a las mujeres como imbéciles y menores de edad. Nos guste o no, más de un tercio de las mujeres que abortan lo hacen por segunda vez o más y una de cada 10 adolescentes que abortan lo hace por segunda vez.

Además las mujeres que abortan no son unas pobres ignorantes aisladas y desamparadas. De hecho el 62% de las mujeres que abortan no lo hace por causas económicas ni afectivas.


Nadie puede decir a una mujer lo que puede hacer con su cuerpo o "nosotras parimos, nosotras decidimos".

Si aceptamos como válido este razonamiento, cabría preguntarse porque la prostitución está prohibida o, sin ir tan al extremo, porque la maternidad subrogada también está prohibida y se considera denigrante para la mujer. De hecho la organización feminista FEMEN se posiciona como un movimiento que lucha contra la prostitución. La verdad es que como muy bien dice Miroslav:
El poder (erigiéndose en representación de la sociedad) se ha creído siempre legitimado para imponer deberes a los individuos en nombre del bien común.
y ese mismo poder nos dice a todas horas lo que podemos hacer y no hacer con nuestro propio cuerpo, tanto a hombres como a mujeres. Sin entrar a valorar lo acertado o no de estas leyes, se me ocurren a bote pronto: la obligatoriedad de llevar casco cuando vas en moto, la de abrocharte el cinturón de seguridad, el prohibir el baño con la bandera roja, la prohibición del tráfico de drogas o la obligatoriedad del servicio militar.

En el caso de los argumentos contra la prostitución o la maternidad subrogada se vuelve a poner de manifiesto el hecho de que se trate a las mujeres como pobres idiotas que no saben lo que es bueno para ellas, y curiosamente mujeres partidarias del "mi cuerpo es mio" están entre las mayores defensoras de estas prohibiciones.


Al ser el aborto un tema que solo afecta a las mujeres, los hombres no deberíamos decir nada al respecto.

Totalmente de acuerdo. Las leyes contra los terroristas/ladrones/violadores/asesinos.., que las hagan solo las víctimas de terrorismo/robo/violación/asesinatos.., porque solo ellos pueden saber lo que siente al haber sido víctima de un acto terrorista/robo/violación/asesinato. Vivimos en sociedad y no hay asuntos de mujeres, como no hay asuntos de hombres, porque todo nos afecta a todos. Y aún siendo la maternidad un asunto exclusivamente femenino sus consecuencias nos afectan también a los hombres. Si no que se lo pregunten a Boris Becker o a este tal Richard Phillips. Los dos fueron partícipes en actos en los que un embarazo, a priori, no era ya posible, siquiera imaginable. Sin embargo los dos tuvieron que apoquinar con las consecuencias, no durante los nueve meses de un embarazo si no, al menos, durante 18 años. Me pregunto si las mujeres apoyarían que solo los hombres pudiésemos decidir sobre una ley que nos permitiese elegir si queremos hacernos cargo o no de la criatura y que tuviésemos un plazo de 14 semanas para decidirlo.


Si no quieres abortar, no abortes; pero no me prohíbas a mí el hacerlo.

De nuevo totalmente de acuerdo. Con el mismo argumento habría que legalizar, por ejemplo, la compra/venta de armas (si tú no quieres tener un AK-47 en tu casa no lo tengas, pero no me prohíbas a mí el tenerlo), la prostitución, el tráfico de drogas, el incesto, la poligamia, la poliandria, la poliduria, el canibalismo, enseñar las tetas para vender calcetines o cualquier otra tontería que se nos ocurra y que, en principio, solo nos afecte a nosotros.


Reflexión final

En el mundo occidental nacen, aproximadamente, 105 niños por cada 100 niñas. El motivo parece ser meramente biológico, ya que la mortalidad infantil masculina es ligeramente superior a la femenina, de manera que cuando se llega a la pubertad el número de niños y niñas esta prácticamente equilibrado. Sin embargo en China, la India y otros países esta proporción llega a ser de 117 niños por cada 100 niñas. El motivo es que al considerar a la mujer inferior al hombre, la madres abortaban cuando estaban embarazadas de niñas. Este tipo de aborto se conoce con el nombre de aborto selectivo, y es un buen ejemplo de generocidio, término que Mary Anne Warren acuñó en su libro Gendercide: The implications of Sex.

Para evitar esta práctica, los gobiernos de estos países han prohibido informar a las gestantes del sexo de su futuro hijo. Naturalmente esto no impide que al despedirse, y previo pago, el médico entregue a las futuras madres un caramelo rosa o azul.

Una de las consecuencias de semejante generocidio, consideraciones éticas aparte, es que va a haber cuarenta millones de jóvenes machos chinos sin pareja. Ahora imagine como puede quedar el paisaje cuando semejante número de garañones, cargados de testosterona hasta las trancas, salga a pastar y vea que no hay suficiente hierba para todos.

Para terminar una petición. Si Ud. comparte la opinión de Rosa Regás
sólo la mujer, cada una de ellas en particular es la propietaria absoluta y única de su cuerpo
me gustaría saber su opinión acerca del aborto selectivo.