martes, 2 de septiembre de 2014

Sexo, comida y salidas del armario.

Uno de los grandes alicientes del verano, al menos para mí, son las largas tertulias nocturnas que, convenientemente remojadas, solemos mantener en mi casa después de cenar y que se prologan hasta las tantas aprovechando la fresca de la noche.

Mi sobrina, después de unos años de casada, afortunadamente sin hijos, decidió allá por Semana Santa romper amarras y dar por terminado un más que conflictivo matrimonio. Como todos nos barruntábamos algo, sobre todo por sus sucesivos cambios de estado en las redes sociales, no nos pilló de sorpresa, y viendo lo que veíamos, hasta respiramos con alivio, y más aún cuando en las fiestas de verano vimos como la muchacha se desfogaba, eso sí dentro de un orden, poniendo foto tras foto de su nueva vida, "de fiesta en fiesta y tiro porque me toca", con su pandilla de toda la vida. Naturalmente este buen ánimo se reflejaba como no, en sus cambios de estado. Porque lo que hablar, lo que se dice hablar, la jodía nunca ha soltado prenda. Hasta aquí nada del otro mundo y que pasa a diario hasta en las mejores familias, pero hete aquí que un día nos sorprende a todos con un cambio de foto en su perfil: aparece junto con una amiga, en plan nada sospechoso y mi hermana nos suelta en una de estas tertulias algo así como:
"Esa chica era lesbiana, pero lo mismo ya se le ha pasado"
y se hizo el silencio. Como sabíamos que era meternos en camisas de once varas nadie le hizo ver que el lesbianismo es una condición, no una enfermedad. Y es que, en ese punto, mi hermana es muy liberal, siempre y cuando no el tema no le toque de lleno. De manera, que con muy buen criterio decidimos cambiar de tema y seguir solucionando el resto de los problemas del mundo.

Una noche nos quedamos mi mujer, mi sobrina y yo solos y quizás gracias a que había algo más de alcohol en las venas, a mi sobrina se le soltó algo la lengua y empezó a hablar de relaciones afectivas. Era evidente que tenía algo que decir pero que no sabía cómo y que estaba hecha con las trompas de Falopio un lio. No hacía más que decir medias frases del tipo: "yo no soy lesbiana", "mi amiga era lesbiana pero ya no lo es", "yo no soy lesbiana" (por si no había quedado claro la primera vez) ,"la quiero mucho, pero bueno no así, no sé si me entendéis", "a mi me van los tíos", "a mi me da igual lo que piense la gente",  ...,  "yo no soy lesbiana" (por si no había quedado claro las otras diecisiete veces), ...

El hecho es que mi mujer para tratar de ayudarla le puso como ejemplo, como en la película Espartaco, la comida y le vino a decir algo así como:

En los seres humanos hay que distinguir entre comportamiento biológico y comportamiento cultural. Por ejemplo, desde el punto de vista de la biología los humanos somos omnívoros, pero culturalmente podemos decidir qué alimentos comer y cuáles no. Podemos no comer cerdo o alimentarnos solo a base de vegetales. Además el hecho de comer va más allá de la mera función alimenticia: no solo buscamos el placer al comer si no que además es una forma más de establecer vínculos sociales y humanos. Pues con el sexo pasa lo mismo, hay mujeres que sienten atraídas solo por hombres, mujeres que sienten atraídas solo por mujeres y mujeres que sienten atraídas por hombres y por mujeres. Además el sexo también va más allá de la procreación y te sirve para dar y obtener placer y fortalecer tu relación de pareja. De manera que, mientras no perjudiques a nadie, haz lo que te venga en gana; que el cómo, el quien y el cuándo te pongan mirando a Pamplona, no es asunto de nadie.

Y aquí acabó la discusión. En resumen, tengo para mí, que el día menos pensado vamos a tener en mi familia una salida del armario.

Epílogo. Lo bueno es que al ir acostarnos, y con la conversación aún flotando en el ambiente, mi mujer me dijo:
 "Y con lo buena que está la amiga, a mí tampoco me importaría pegarme un revolcón con ella" 
 Lo malo es que no dijo nada de invitarme a mi.

7 comentarios:

Miroslav Panciutti dijo...

En una encuesta realizada hace algunos años sobre fantasías sexuales, resultó que la segunda más repetida entre las mujeres adultas era tener relaciones sexuales con otra mujer, aun cuando se consideraban heterosexuales. Si definimos la heterosexualidad/homosexualidad como la atracción hacia el mismo o distinto sexo del nuestro, no creo que se trate de posiciones excluyentes. Otra cosa es que culturalmente reprimamos ciertas atracciones que nos asustan.

En todo caso, como bien dices, que a cada uno le guste lo que le guste y que haga lo que quiera. Desde luego, estaría bien que no hubiese armarios.

Numeros dijo...

¡Vaya! ¡Otra vez me ha pasado lo mismo! El post iba de la dificultad de aceptar tu propia sexualidad y no de las fantasías sexuales de mi señora. Al menos me consuelo pensado que no soy el único pervertido de esta sala.

Bromas aparte, más allá de la pornografía, hecha además por hombres y para hombres, creo que la homosexualidad femenina sigue siendo el comportamiento humano menos estudiado y, probablemente, más visible y que menos se quería ver en la sociedad ya que durante años las lesbianas han vivido ocultas a la vista de todos. ¿Quién no conoce a un par de mujeres de mediana edad que viven juntas como buenas amigas desde siempre?

También está el tema de la bisexualidad. No creo que nadie sepa a ciencia cierta lo que pasaba en instituciones totalmente femeninas como la Sección Femenina o los internados femeninos, pero es muy probable que los contactos e incluso las agresiones sexuales sean más frecuentes de lo que creamos. Al igual que en el ámbito familiar donde, bajo la excusa de vamos a conocer nuestros cuerpos se hayan producido abusos de todo tipo. La propia Greta Garbo reconoce en sus memorias que fue su hermana mayor quien la inició y todos hemos oído hablar de hermanas que, en medio de una discusión, se han puesto a llamar putas y guarras la una a la otra.

Estos temas han sido, son y serán, tabúes.

Luego esta el tema del reconocimiento y aceptación de la propia sexualidad. En ese sentido la salida del armario de gente famosa puede ayudar a la gente joven a dar un paso adelante y vivir una vida sin traumas.

De todas maneras estoy seguro que la mía no es una familia especial y que como dice el refrán: en todas partes cuecen habas.

Vanbrugh dijo...

Ya sé, ya, que el post no va de las fantasias sexuales de tu señora.

Pero no te puedes quejar, has sido tú el primero en hablar de ellas.

Todo esto como prólogo para el comentario que realmente me apetece hacer:

Prueba a ser tú el que sugiera un revolcón con la amiga, y no olvides invitar a tu mujer. A ver qué pasa.

Si suele ser difícil aceptar la propia sexualidad sí, ya hablando de cosas serias. Creo que porque, para aceptarla, necesitamos previamente recortarla de acuerdo con los moldes culturalmente aceptables. Eso que tan bien explica tu mujer sobre la biología y la cultura.

Tengo la impresión, además, de que a las mujeres, más pragmáticas que nosotros y menos necesitadas de precisar, perfilar y poner nombre a las cosas, les es más fácil aceptar su biología en estado bruto, sin recortes culturales ni etiquetas amputadoras.

Babe dijo...

Hace una semana tuve la siguiente conversación con mi hijo de seis años:

-Mamá quiero llevar mañana el chandal rosa que me compraste.
-Muy bien hijo.
-Pero es que se van a reír en mi clase, dicen que el rosa es un color de niñas.
-¿Tú quieres llevarlo?
-Sí.
-¿Y a ti te importa que se rían?, ¿te va a poner triste?
-No. Yo les digo, ¡uno qué me chivo, ¡dos qué me chivo!, así hasta tres y se callan.
-Pues ya está. Los colores no son ni de chicas ni de chicos pero manda huevos que sean tus amigos del Real Madrid los que se rían cuando la segunda equipación de ese equipo es rosa y ahora la lleva todo el colegio. Tú no les hagas ni caso, no saben.

Y hace un par de días oí la siguiente conversación entre él y un amigo:

-¿Te quieres casar conmigo?-le dijo el amigo a mi hijo.
-Yo si quieres voy a la iglesia pero me ha dicho mi madre que allí puedo decir o sí o no y voy a decir que no, que lo sepas.

El tema de la sexualidad sigue levantando morbo e interés, no se muy bien por qué, y el quid es lo que muy acertadamente dijo tu mujer: “De manera que, mientras no perjudiques a nadie, haz lo que te venga en gana; que el cómo, el quien y el cuándo te pongan mirando a Pamplona, no es asunto de nadie.”, y suscribo, no es asunto de absolutamente nadie.

Un saludo,:)

Numeros dijo...

Gracias Babe por tu comentario que por su simpatía me ha alegrado la mañana.

La respuesta de por qué la sexualidad sigue levantando morbo e interés creo que es bastante evidente: es que la sexualidad es interesante, ¿o no?

Solo espero que algún día terminaremos aceptando con total naturalidad la orientación sexual de cada uno, porque desgraciadamente aún hoy, por mucho que nos intenten vender la moto, no es así.

Numeros dijo...

Gracias Babe por tu comentario que por su simpatía me ha alegrado la mañana.

La respuesta de por qué la sexualidad sigue levantando morbo e interés creo que es bastante evidente: es que la sexualidad es interesante, ¿o no?

Solo espero que algún día terminaremos aceptando con total naturalidad la orientación sexual de cada uno, porque desgraciadamente aún hoy, por mucho que nos intenten vender la moto, no es así.

Babe dijo...

Hay muchos temas interesantes por supuesto, la sexualidad pudiera ser también uno de ellos, pero seguirá siendo clandestino mientras no se deje de juzgar a la gente por sus hábitos sexuales.
Yo también sueño con un país natural ante la orientación sexual de cada cual.
Gracias a ti por dejarme opinar.
Un placer, :)